Cuando la
empresa familiar se convierte en mediana empresa con propósito de seguir
creciendo, tiene que cambiar de dirección única hacia una estructura
diversificada acorde con ese crecimiento e instaurar nuevas condiciones
gerenciales fuera del ámbito familiar.
Así que debe
proveerse inevitablemente de asesores externos, gente no comprometida con lazos
familiares o de amistad, que puedan razonablemente emitir opiniones acerca de
la operatividad y resultados de un área determinada. Su conocimiento sobre la
empresa se tratará como confidencial.
Abogados,
especialistas en ambiente, técnicos en sistemas informáticos, asesor
financiero, son algunos de los asesores necesarios de la empresa en
crecimiento.
Una
modalidad actual de asesoría es el outsourcing o contratación de servicios
externos ocasionales o permanentes que no pueden activarse dentro de la
empresa, ya sea porque no se amerita, porque no hay espacio para ello o porque
no son permanentes. Ej.: limpieza de áreas, mantenimiento de equipo,
construcción para ampliación, capacitación del personal, siempre supervisados
por gerentes de área o la dirección general.
Superada la
etapa familiar, la pequeña empresa se encamina exitosamente a intervenir como
factor decisivo en la estructura económica del país.
¡Éxito para
quienes transitan por esta etapa!
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